Imbuidos de un brillo celestial, estos exquisitos pendientes combinan oro blanco rodiado de 14 quilates con el encanto del nácar natural teñido. Cada gema de 8 x 8 mm está tallada en un delicado diseño floral que evoca secretos que se susurran en los jardines primaverales. El corazón de cada flor está rodeado por un halo de diamantes blancos naturales de 1/5 de quilate, cuyo brillo proyecta reflejos hipnóticos que danzan como la luz del amanecer sobre el rocío. Sujetos con cierres omega, este par promete comodidad y un abrazo seguro. Perfectos para quienes valoran la elegancia y un toque de brillo en su vestuario diario, estos pendientes transforman cualquier momento en una experiencia sofisticada.