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Exquisitamente elaborado para convertirse en una reliquia, este collar de oro blanco de 10 quilates combina la elegancia clásica con un diseño moderno. En su centro, un diamante natural de talla princesa engastado en bisel deslumbra, con un peso deliberado de 1/10 de quilate. Con una posición única en su esquina, el diamante adopta la silueta vanguardista de una cometa, deslumbrando en su ingeniosa ilusión óptica que amplifica su tamaño. Realzado con un baño de rodio, esta pieza no solo promete un brillo duradero sino también una durabilidad inquebrantable. Suspendido con gracia en una cadena de caja de 45 cm con cierre de resorte, se ajusta perfectamente a la clavícula, convirtiéndolo en un adorno versátil tanto para el día como para la noche. Este collar no es solo una joya; es una declaración de sofisticación y un toque de lujo para cualquier ocasión.